El galvanizado es un proceso de aplicación de un recubrimiento de zinc para la protección del acero o hierro y evitar la oxidación. El método más común es el galvanizado por inmersión en caliente, en el que los elementos de acero se sumergen en un baño de zinc fundido. El acero recién galvanizado es brillante y reluciente, y es zinc puro en la superficie.
El acero galvanizado presenta problemas de adhesión y debe estar limpio, seco y libre de cualquier contaminación, incluyendo sales de zinc y cualquier solución de cromato antes de pintar. Esto se puede lograr mediante el uso de un lavado con detergente biodegradable o con un desengrasante y acondicionador de metales; que a su vez también debe eliminarse con agua fresca y limpia antes de aplicar cualquier recubrimiento de barrera.
Una vez limpio se ha de imprimar con una imprimación específica para el galvanizado antes de proceder a pintarlo como se desee. Incluso más en casos que haya alta humedad en el ambiente.
La adhesión de pintura sobre acero galvanizado es mejor cuando los elementos de acero han estado expuestos a las condiciones climáticas durante al menos un período de un año, debido a que los productos de corrosión de zinc forman una capa protectora muy densa, insoluble, que acepta una capa de pintura con facilidad, pero si se ha de pintar, la imprimación mayoritariamente es recomendada.
En el caso de acero galvanizado ya está imprimado pero que haya parte de la imprimación despegada o desprendida debe ser cepillada a fondo con un cepillo de púas metálicas y eliminada antes de proceder a reparar con la imprimación. Una vez imprimado el acero galvanizado, puede aplicarse directamente la pintura requerida de acabado.