La oxidación es el proceso previo a la corrosión.
Eliminando la oxidación no se puede producir la corrosión.
El oxígeno presente en nuestro aire es un gran oxidante, por eso, los metales que se encuentran al aire libre se oxidan rápidamente.
El proceso de oxidación depende de la cantidad de oxígeno que haya el aire y la naturaleza del material que toca.
Como el proceso ocurre a nivel molecular, para evitar el óxido hay que poner una barrera protectora, ya sea natural o artificial. La pintura es una de ellas.
¿Todos los metales se corroen con la misma facilidad?
Los metales inestables son los que con mayor facilidad se corroen, éstos son aquellos que se oxidan con mayor facilidad, ya que sus átomos se encuentran menos cohesionados de manera que permiten que los átomos de oxigeno rompan con cierta facilidad las uniones entre ellos, por ejemplo: el hierro (el acero es una aleación del hierro, carbono y otros metales que consiguen otras propiedades), el zinc y el cobre.
Para que el acero se corroa (es decir, para que se forme óxido) éste debe quedar expuesto al oxígeno o al aire. Además, el acero se corroe mucho más deprisa en presencia de otros agentes atmosféricos como el agua (lluvia o aire húmedo) y la sal (salpicaduras de agua salada).
Posibles soluciones para proteger a los productos de acero contra los efectos de la corrosión:
- Hacer servir acero inoxidable en lugar de acero normal.
- Recubrir el acero normal con zinc.
- Recubrir el acero normal con plásticos especiales.
- Pintar el acero normal con pinturas especiales.